La rueda del rey Arturo
Cuando Arturo se durmió, soñó que una dama venía ante él, la más hermosa que había visto en el mundo, quien lo levantó del suelo y lo llevó a la montaña más alta que jamás había conocido. Allí lo colocó sobre una rueda, en la que había asientos, unos que subían y otros que bajaban. El rey miró para ver en qué parte de la rueda estaba sentado, y vio que estaba en el punto más alto.
La dama le preguntó: “Arturo, ¿dónde estás?”.
"Mi señora", respondió, "estoy en una rueda alta, pero no sé qué tipo de rueda es".
“Es la rueda de la fortuna”, respondió ella. Entonces ella le preguntó: "Arturo, ¿qué puedes ver?"
"Mi señora, creo que puedo ver el mundo entero".
-Eso es cierto -dijo ella-, puedes verlo, y hay muy poco de lo que no hayas sido señor hasta ahora. De todo el círculo que puedes ver, has sido el rey más poderoso que jamás haya existido. Pero tal es el orgullo terrenal que nadie está sentado tan alto que pueda evitar tener que caer del poder en el mundo”.
Luego lo tomó y lo empujó al suelo con tanta fuerza que el rey Arturo sintió que se había roto todos los huesos en la caída y había perdido el uso de su cuerpo y sus extremidades.
La Mort le Roi Artu (S. XIII)


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